Cuando lo vi me cautivó. Se trata de una imagen que despierta la percepción y la emoción; posee una gran fuerza expresiva y narrativa… Es la magia de la fotografía, que atrapa el momento y materializa lo efímero para luego compartir la mirada.
Está fotografía nos ofrece un instante en la vida de unos seres que forman parte de un paisaje estéril … Pero, no dejo de pensar en el árbol, en ese tronco seco que aun así no se libra de su destino, ¿escalera? ¿silla? algunas de su múltiples funciones. Y pensar que una vez fue fuente de vida, y que cumplió la función de producir oxígeno, purificar el aire, de ser hábitat de muchas especies animales y vegetales, de dar sombra y cobijo,,. El presente es un árbol seco, reducido a su mínima expresión, que se pierde en el color árido de la tierra como queriendo enterrarse en ella para no cumplir su última función, dar calor con su hoguera.. su destino final.
Sé que mi atención debería focalizarse en el niño, como símbolo de vida que persiste en un paisaje yermo; el niño como futuro, como continuador de su cultura; pero, mi mirada se posa en ese abatido y desvencijado árbol que orgulloso sostiene una esperanza.
Judith Cuba
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