El museo Thyssen de Madrid acoge la muestra que pone en diálogo las obras del modisto con el arte que más le inspiró, una exposición de las 90 mejores creaciones de Cristóbal Balenciaga (Guetaria, 1895-Jávea, 1972) junto a 55 obras maestras de la pintura española de los siglos XVI al XX.
El diseñador vasco era un amante de España y su historia y revisaba continuamente la historia del arte llegando a tenerla presente en sus trajes, con una fuerte personalidad y estilo propio; hasta en su periodo más vanguardista reinterpretaba momentos simbólicos de la historia española de manera muy moderna en sus diseños, y reflejaba la influencia de los maestros que más admiraba: El Greco, Velázquez, Zurbarán, Goya, Murillo, Zuloaga, Madrazos, Julio Romero de Torres, Carreño de Miranda y otros grandes de la pintura española.
Casi 50 años y la primera que reúne, junto a sus diseños, una selección de cuadros de grandes nombres de la historia del arte español, una de sus principales fuentes de inspiración. Las conexiones se basan en volumen, elementos conceptuales, formas y paletas cromáticas. Y a pesar de que estas conexiones siempre estuvieron presentes, nunca antes se había organizado una exposición que pusiera en relación ambos conceptos.
Tenía solo 12 años cuando Cristóbal Balenciaga retó a la marquesa de Casa Torres: él le haría una copia exacta del vestido de lino que lucía aquella noche la aristócrata si ella le conseguía la tela. Se encontraban en el palacete familiar de Getaria y a la que después se convertiría en bisabuela de la reina Fabiola le hizo gracia y aceptó encantada. Era el verano de 1907 y ahí arrancó la fulminante carrera de quien acabaría convirtiéndose en el modisto más influyente y valorado de la historia de la alta costura.
Desde muy niño solía quedarse absorto ante las pinturas que adornaban las viviendas de la gente de alta sociedad para las que su madre, Martina Eizaguirre, hacía arreglos de ropa. Ese deleite le acompañó toda su vida, en incontables visitas al Prado donde reforzaba su inspiración ante El Greco, Velázquez, Murillo, Carreño de Miranda, Zurbarán, Goya o Zuloaga. Esa estrecha vinculación entre la pintura española y sus mejores creaciones de moda puede ver ahora en el Museo Thyssen-Bornemisza comisariado por Eloy Martínez de la Pera hasta el 22 de septiembre. Esta es la mayor y más completa exposición que se le dedica en España a un artista que fue coetáneo de Dior y Chanel y autor de modelos icónicos para Grace Kelly, Mona Bismarck, Gloria Guinness, Marlene Dietrich o Greta Garbo.
«Con los tejidos nosotros hacemos lo que podemos, Balenciaga hace lo que quiere», dijo Christian Dior, uno de sus rivales más directos. Podemos establecer la importancia de su trayectoria en la moda de Paris. «Fue el modisto más respetado, inspirador e influyente de la historia», dice rotundo el comisario de la exposición.
También Chanel alabó sus creaciones, sus tejidos con peso, los bordados hechos a mano, la pedrería, las lentejuelas. Sin apenas cortes ni costuras su estilo se ve en vestidos de formas rectas o redondeadas con un acabado perfecto, casi escultórico. Hizo colecciones en azules cobalto, en verdes ceniza, en rosas fucsia. Y, sobre todos los artistas, se ensimismó con Zurbarán, con los hábitos de sus monjes, con las figuras de sus santas, «a las que maquillaba y enjoyaba». Chanel lo calificó como «el único auténtico couturier» y, no es para menos, ya que «creó nuevas siluetas de las cuales se nutre el guardarropa de todas las millenials de hoy en día», comenta el comisario. El vestido baby doll, el vestido túnica, las faldas balón, la línea barril, el vestido didí o el pavo real (más corto por delante que por detrás) «son siluetas de Balenciaga».
Por su taller pasaron mas de 400 diseñadores de moda para formarse como Givenchy, Óscar de la Renta o Paco Rabanne. Su estilo innovador, su perfecto dominio de la costura y la riqueza de unos tejidos marcaron su estilo.
«Un buen modisto debe ser arquitecto para los patrones, escultor para la forma, pintor para los dibujos, músico para la armonía y filósofo para la medida», dijo alguna vez Balenciaga.
Fuentes: Museo Thyssen-Bornemisza, El País, Es Madrid, ABC.